lunes, 1 de octubre de 2007

¿Qué puedo hacer yo?

El 20 de enero de 1961, John F. Kennedy finalizó su discurso de toma de posesión presidencial con las siguientes palabras:

“Así pues, compatriotas: preguntad, no qué puede vuestro país hacer por vosotros; preguntad qué podéis hacer vosotros por vuestro país.
(…)
Finalmente, ya seáis ciudadanos norteamericanos o ciudadanos del mundo, solicitad de nosotros la misma medida de fuerza y sacrificio que hemos de solicitar de vosotros. Con una conciencia tranquila como nuestra única recompensa segura, con la historia como juez supremo de nuestros actos, marchemos al frente de la patria que tanto amamos, invocando su bendición y su ayuda, pero conscientes de que aquí en la Tierra la obra de Dios es realmente la que nosotros mismos realicemos”.

Este extracto puede leerse grabado en una placa junto a su tumba en el cementerio de Arlington. Algunos discursos de JFK, especialmente su discurso inaugural, son considerados como referentes del difícil arte de la oratoria. Casi cincuenta años después, y pesar de su relativamente corto período en el cargo, los estadounidenses siguen recordando a Kennedy como uno de los mejores presidentes del país, situándolo al mismo nivel que a Abraham Lincoln, George Washington o Franklin D. Roosevelt.

He querido rememorar este pasaje histórico para que recordemos el sagrado deber que tenemos como ciudadanos que vivimos en democracia: colaborar y trabajar de manera responsable por nuestro futuro colectivo. Porque si esperamos que sólo sean aquéllos a los que votamos los que nos saquen las castañas del fuego, sería mejor que empezásemos a pensar en que las tomaremos carbonizadas.

Pero no quisiera andarme por las ramas, así que bajaré al terreno de lo concreto. Para ello, convendría tener presentes algunas cosas, obviedades la mayoría, muchas de las cuales me ruboriza recordar aquí, pero creo que el ensimismamiento cívico al que estamos sometidos lo hace estrictamente necesario.

Para empezar, a los llamados “contribuyentes”, sanluqueños de a pie, hay que recordarles que tienen que pagar sus impuestos, que no pueden hacerse una casita allá donde les plazca, que para conducir un vehículo hay que tener carné y seguro; que un ciclomotor no es un monovolumen y que cuando se conduce hay que hacerlo con casco; que para divertirse no hace falta martirizar a los vecinos con tu escándalo y tus fluidos; que la mejor forma de mantener limpia la ciudad es no ensuciar.

A los bien pagados funcionarios del ayuntamiento hay que pedirles que arrimen el hombro, que estén dispuestos a apretarse el cinturón si fuese necesario y que sean conscientes de que está en peligro algo más que la “gallina de los huevos de oro”. Recordarles que para hacer política están los partidos, no los sindicatos. Y, ya que estamos, que para desayunar no hace falta una hora todos los días.

A los ediles que hablen menos y hagan más; que la política no es una profesión en sí misma, sino una vocación; que cumplan sus promesas y que se dejen la piel en su labor; que tengan decencia política o, simplemente decencia; que no olviden que los mismos que los han colocado la Cuesta de Belén los pueden lanzar calle abajo si traicionan su voto. Y si no, que revisen el escrutinio del 27-M.

A los comerciantes y empresarios que dar de alta a los trabajadores no es un plus, sino una obligación; que frente a la competencia hay que luchar con ingenio y calidad y no pidiendo protección; que cuiden de sus clientes y ellos cuidarán de su negocio.

Y a los periodistas sanluqueños que seamos periodistas. Que investiguemos, que critiquemos, que fiscalicemos la vida pública y dejemos de ser, de una vez por todas, los voceros de partidos, empresarios y sindicatos.

Soy consciente de que la mayor parte de la ciudadanía cumple sobradamente con sus deberes. Así que puede que a usted, que ha llegado hasta aquí en su lectura, le haya escocido particularmente alguno de mis comentarios o, incluso, se haya sentido ofendido. Pero si ése fuese el caso ni siquiera habría de disculparme porque, puede estar seguro, no es usted el aludido.

3 comentarios:

josé a. gonzález dijo...

Hola, Ángel. Como decías el otro día, lo mínimo que podemos hacer es recurrir a la palabra para ayudar a nuestro pueblo. Te adjunto un buen ejemplo de la barbarie, la incultura y la falta de educación que impera en nuestro pueblo: la caza de pájaros con costillas. Me temo que, como muchas otras cosas, es una costumbre que se heredera de padres a hijos. Si tus padres te llevan a cazar con costillas, si ves a tus amigos hacerlo, ¿por qué no vas a dedicarte tú a la misma práctica si nadie que dice que está mal y no está perseguido por las autoridades? Mi padre tampoco lo veía mal y cuando yo tenía 8-10 años, a principios de los 80, también me llevaba a estas matanzas indiscriminadas. Nunca podré olvidar la imagen de decenas de personas sentadas en torno a un montón de pájaros muertos, cogiéndolos uno a uno y arráncadoles las plumas. Lo peor es que, por lo visto, aún se pueden encontrar bares en Sanlúcar donde comer "pájaritos fritos". Cuando veo este tipo de noticias, siempre imagino los reportajes a doble página que escribiría si aún trabajara en Diario de Cádiz. Escribiría sobre esto, y no sobre política municipal. Me sentiría bien conmigo mismo, pero aún no sabría lo que es tener un contrato.

josé a. gonzález dijo...

Olvidé adjuntar la noticia:

http://www.lavozdigital.es/cadiz/prensa/20071003/sanlucar/denuncian-practica-modalidad-ilegal_20071003.html

josé a. gonzález dijo...

Qué torpe. El link no funciona. mejor te copio el texto de la noticia:

Sanlúcar es una de las pocas localidades de la provincia donde aún se practica la caza de aves mediante perchas metálicas, un sistema ilegal desde hace algunos años. Así lo denunció ayer el colectivo local de Ecologistas en Acción que emitió un comunicado alertando que, desde octubre a diciembre, entran miles de pequeñas aves en la periferia del Parque Natural de Doñana buscando refugio en los alrededores de Sanlúcar.

«No es extraño encontrar durante los próximos meses, en las zonas del sector sur del Parque Natural de Doñana a pie de especies vegetales autóctonas, estas perchas metálicas o costillas con el cebo» afirma la ONG, quien critica que, de esta manera, se dejan la vida en los pinares sanluqueños «millones de pájaros insectívoros protegidos por la normativa ambiental en el ámbito comunitario, nacional y autonómico».

Por todo ello, Ecologistas en Acción anunció que se va a dirigir a la delegada Provincial de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en Cádiz para demandarle el aumento de los efectivos de Agentes de Medio Ambiente durantes los fines de semanas, días en los que se suelen concentrar la mayoría de las salidas para la caza de pájaros, además de la creación, durante los dos próximos meses, de un servicio específico «para perseguir a los individuos que diezman, temporada tras temporada, las poblaciones de aves insectívoras», añadió.

Por otra parte, la sección local de la ONG también solicitará la colaboración ciudadana. «Si se encuentra fortuitamente en sus salidas de fin de semana costillas armadas y depositadas en el monte u otras áreas forestales, se debe poner en conocimiento de los agentes de la Consejería de Medio Ambiente o del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil», concluye el citado comunicado.