viernes, 28 de septiembre de 2007

Olvidados

Cero. Cero patatero o cero Zapatero, como ustedes quieran. Este número, tan redondo y temido por los estudiantes, es el que nos asigna a los sanluqueños el capítulo de inversiones del borrador de los Presupuestos Generales del Estado para 2008.

Y la verdad es que no lo entiendo porque, Antonio, ese afable y servicial camarero de Casa Balbino, me aseguró este verano que los langostinos que le llevó al 'presi' a la mesa (él, y no Moraleda que después va marcándose pegotes por Moncloa) eran de primera calidad. Lo que a lo mejor desconoce Antonio es que no los probó. Sólo le echó el diente a las "tortillitas" con las que, como todos sabemos, no hay que pasarse porque pueden resultar un poco indigestas.

Pero centrémonos en la cuestión. De una primera lectura de las cuentas de Solbes se deriva la siguiente conclusión: mientras que nuestra ciudad atraviesa por la mayor crisis económica de su historia, una vez más, el dinero se lo llevan otros:

Jerez: Ampliación y remodelación del aeropuerto: 86 millones de euros.
Cádiz: Segundo puente y Consorcio Zona Franca: 200 millones de euros.
El Puerto, Centro penitenciario: 100 millones de euros.
Puertos de Algeciras y Cádiz: 750 millones de euros.
Línea AVE Sevilla-Cádiz: 314 millones de euros.
Barbate, regadíos: 6 millones de euros.
Arcos, plan IDAE: 2 millones de euros.


Y yo me pregunto ¿además de los atascos y molestias que sufrimos cuando ZP decide pasar unos días en Doñana, son estos los frutos obtenidos por Dña. Irene García durante la visita del presidente el pasado mes de agosto? Cuando dijo que la presencia del presidente había sido "muy provechosa", ¿se refería a provechosa para Sanlúcar o para Zapatero?.

Tras las buenas intenciones, la bellas palabras y las bonitas fotos, ¿dónde está el dinero para rehabilitar el Palacio Municipal? ¿Dónde están los fondos para la nueva Comisaría de Policía? ¿Dónde está la partida para la ampliación del Paseo Marítimo hasta Bonanza? Ahora, con un gobierno del PSOE en Madrid, Sevilla y Sanlúcar, ¿cuál será la excusa? ¿Cómo reaccionarán nuestros gobernantes ante este nuevo "olvido"?

martes, 25 de septiembre de 2007

La pregunta de la semana

Inauguramos sección. Desde hoy, les plantearé semanalmente una cuestión relacionada con la actualidad política sanluqueña a fin de pulsar la opinión de todos los que aquí nos congregamos.

Para comenzar, y dado que el pasado domingo se cumplieron los primeros cien días de gobierno de la coalición PSOE-CIS, me gustaría conocer cuál es su valoración sobre el inicio de la legislatura.

Participar es muy sencillo. Tan sólo tienen que elegir una de las opciones que aparecen en el margen derecho de la página. ¡Anímense!.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Pasaron cien días y aún es de noche

No me andaré con rodeos. Estamos en manos de aficionados. De concejales con cara de niño bueno que juegan a la política. De una alcaldesa que sigue sin dar la talla y a la que Chaves, más pronto que tarde, se llevará a las Cinco Llagas. De una oposición más preocupada por salvar los muebles que su propia vergüenza. De políticos pertrechados de ignorancia y necedad. De un sindicalismo adulterado y endogámico más pendiente del convenio que de lo que conviene. Y de un sistema empapado de naftalina y clientelismo a partes iguales.

Imagen: aytosanlucar.org

La esperanza y la ilusión que brotaron de las urnas el pasado 27 de mayo fueron tan grandes que corresponderla era una misión difícil, pero no imposible. El pueblo cortó cabezas y pidió cambio, pero cien días después me temo que el ansiado cambio no llega. Sólo lo han hecho las caras, pero en ellas seguimos viendo los mismos mohínos, las mismas miradas, la misma distancia.

Para los optimistas, entre los que me encontraba, el golpe ha sido todavía mayor. Esperábamos un gobierno serio, innovador y determinante, pero no hemos encontrado con una equipo amateur, seguidista y mojigato. Más de un delegado y delegada debería seguir los pasos de Rubio y Hernández, claro que éstos no se han ido por dignidad política sino, simplemente, porque no han podido agarrarse de la teta grande.

Necesitamos políticos de raza. Valientes y asertivos. Honestos y entregados. Políticos que digan las cosas claras, gusten o no, den o quiten votos. Y necesitamos también que todos los colectivos sociales dejemos de mirarnos al ombligo y tiremos al unísono para sacar a Sanlúcar del cieno putrefacto que nos inunda.

En fin, ya saben que soñar es gratis. Yo lo tengo más fácil porque cien amaneceres después, para mí, sigue siendo de noche.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Tierra de Cádiz

Entiendo poco de vinos. Creo que “nada” sería la expresión que más se acerca a la realidad. Mis conocimientos enológicos tan sólo me permiten diferenciar al tinto del blanco y a éstos del rosado.

Lo poco que he ido aprendiendo a lo largo de los años ha sido gracias a algún amigo que tiene a bien compartir sus conocimientos conmigo, o a alguna cosilla que uno lee de vez en cuando. Confieso que cuando salgo por ahí a cenar y llega la hora de elegir el vino me siento incómodo. En cierta ocasión un camarero me dio a probar un “reserva” y, al no saber que hacer, recordé una secuencia similar de una película en la que el personaje sentenciaba con voz grave: “seguro que está bien”. A veces el cine te saca de algún que otro apuro.

Haciendo acopio de todas mis fuentes vinícolas recuerdo a mi suegro, que me da la vara todas las Navidades con el “Marqués de Riscal”. A un buen amigo, que me dio a probar en su casa un tinto variedad “Somontano” de sabor inolvidable. Al restaurante “El Sordo”, de Ricote, que cada semana sorprende con un excelente caldo a precio de coste para incentivar el consumo de buen vino entre su clientela. A un navarro anónimo que, viéndome dudar ante muchas botellas de tinto en un supermercado cualquiera de Estella, me aleccionó diciendo: “Si te vas a llevar vino de aquí, que no sea tinto. Nosotros solo sabemos hacer el rosado”. A aquella botella de “Ribeiro” que me tomé en el restaurante “Tira do Cordel” de Finisterre junto con unas navajas que no podían saber más a mar. A mi descubrimiento del “Lambrusco”, gracias a un expositor de Mercadona, o a Arguiñano, que en uno de sus programas nos recordó a los telespectadores que el Cava es un vino de mesa y no de postre.

Pero en esta vida, a veces el destino te pone al toro en suerte y te brinda una de esas ocasiones en las que uno sucumbe ante la vanidad del lucimiento. Hace unas semanas vinieron unos amigos a cenar a casa. Como es costumbre, adoptaron esa norma no escrita de que es el invitado quien trae el vino –cosa que no acabo de entender, salvo que sepa de antemano qué va a comer– y, supongo que conociendo lo que añoramos nuestra tierra, se presentaron con una botella de “Castillo de San Diego”.

― Hemos traído vino de vuestra tierra, de Cádiz.
― Vaya, qué detalle (pensé). La verdad es que es uno de los vinos más afamados de Sanlúcar, aunque según dicen ya no es el que era.
― ¿De Sanlúcar, pero si yo pensé que era de Cádiz, pero Cádiz capital?
― Eso te habrá pasado porque has leído la etiqueta. Ahí no aparece Sanlúcar por ninguna parte. Indican la bodega, la calle y el número donde está; incluso el código postal, pero la palabra “Sanlúcar” la han vetado claramente.
― ¿Y por qué hacen eso?
― Hijo mío, Sanlúcar is different.



¿Alguien tiene una explicación sensata de cómo se puede ser tan memo como para ocultar el nombre de una ciudad en una etiqueta?

¿Alguien puede entender que otras bodegas, además de copiar el producto, hayan copiado la memez de la competencia adoptando la misma fórmula de secuestro semántico en su botella de vino blanco de mesa?

Por favor, que alguien me diga que poner “Sanlúcar” en una botella está prohibido por alguna ley. Lo contrario sería demasiado triste.

sábado, 15 de septiembre de 2007

La poca vergüenza

¿No tienen ustedes la sensación de que los políticos que merecen la pena son los que acaban dimitiendo? Bien es cierto que algunos no llegan a renunciar, pero son ninguneados y arrinconados por los aparatos de los partidos y, poco a poco, se desvanecen y terminan desapareciendo de la esfera pública.

Existe otra raza, por contra, que se caracteriza por aferrarse al sillón a toda costa. Y para conseguirlo no duda en traicionar sus promesas, cambiarse de chaqueta, incumplir las leyes o pactar con el mismísimo diablo si fuese necesario.

He aquí el caso de que, en ocasiones, la actualidad nos permite distinguir con nitidez a estas dos especies. Ayer, el día en el que la renuncia de Josu Jon Imaz a la presidencia del Euskadi Buru Batzar estaba en todas las portadas, Antonio Prats declarba en Diario de Cádiz que no se irá del ayuntamiento ni con agua caliente, aunque el Supremo ratifique la sentencia del caso Ramel que le condenó a un año de prisión y otro de inhabilitación.

Reconozco que colocar en una misma frase a Imaz y a Prats es un poco atrevido por mi parte, pero valga el ejemplo para ilustrar los géneros a los que me refería: los que viven de lo público para servir frente a los que se sirven de lo público para vivir; los que sacrifican su profesión por la política frente a los que hacen de la política su profesión.

Señor Prats, no dudo de su deseo de convertir a Sanlúcar en una ciudad mejor y le reconozco su incansable labor fiscalizadora en la oposición, pero creo, sinceramente, que ha llegado la hora de irse. El político, como la mujer del César, no sólo tiene que ser honrado, sino parecerlo. Aplique los mismos criterios de higiene democrática que exigió en el pasado, por ejemplo, en el caso Sanlúcar y váyase.

Deje paso a los nuevos valores con los que, afortunadamente, cuenta su partido. Gaste un poco de vergüenza y, ya que no lo hizo cuando la Audiencia Provincial le declaró culpable, no prolongue su agonía y dimita si el Alto Tribunal ratifica la sentencia. Elija marcharse antes de que le echen. Los que creemos en la política necesitamos empezar a creer de nuevo en los políticos. Y Sanlúcar sabrá agradecérselo. Que no le quepa duda.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

La imaginación al poder

El nuevo método para luchar contra la ilegalidad consiste en recluir a los infractores en un espacio concreto. Y no me refiero a la cárcel, por supuesto. El confinamiento del que hablo no ocurre ni antes ni después, sino mientras que se incumple la ley. Ésa parece ser la novedosa manera de afrontar los problemas que nos proponen nuestros gobernantes.

Por ejemplo, si usted quiere ir en moto sin casco, no tiene más que hacerlo por las calles de Sanlúcar. Si pretende montar un chiringuito en la playa que esté abierto hasta el amanecer con la música a todo trapo, las de Bajo de Guía, La Calzada o Las Piletas son las idóneas. ¿No le viene bien pagarle la Seguridad Social de sus empleados?, trasládese hasta la capital del bajo Guadalquivir, aquí hay decenas de empresas cuyo color favorito es el negro.

Pero si lo que desea es hacer el botellón con los amigos (menores de edad incluidos), armar el follón padre hasta las tantas y miccionar y vomitar por las esquinas, hay un lugar, un poco más pequeño, pero céntrico, luminoso, bien comunicado y a dos pasos del ambulatorio por si se pasa con el etanol. Ese lugar es el Teatro Municipal.

Los vecinos colindantes al nuevo Coliseo de la diversión no salen de su asombro. Resulta que las alternativas que el Sr. Marín prometió a los jóvenes sanluqueños en campaña electoral han comenzado por "adecentar" el recinto del teatro para que, ahora con todas las garantías higiénicas y de seguridad para los "botelleadores" (permítaseme el palabro), los jóvenes den rienda suelta a sus irrefrenables deseos de bailar, gritar y beber hasta el coma.

Seguro que las próximas medidas serán las de instalar una asesoría municipal para que las empresas optimicen sus ingresos en "B", editar un manual práctico de elusión de impuestos o regalar un juego de tapones para los oídos a todos aquellos que residan en la zona de la movida. Para que luego digan que a este gobierno le falta experiencia e imaginación.

viernes, 7 de septiembre de 2007

El miedo a cambiar

Convénzanse. Sanlúcar es una ciudad conservadora. Y lo es independientemente de a quién vote. Es una cuestión de carácter. El miedo a alterar las cosas está presente en cualquier faceta de la vida cotidiana de los sanluqueños y afecta, prácticamente, a todos sus ámbitos de decisión.


El último ejemplo que ilustra esta situación lo tenemos en la futura apertura (no me pregunten cuándo) del Centro Comercial de la carretera de El Puerto. Al margen de la idoneidad o no de un centro de esas características, lo más llamativo de su periplo ha sido la cantidad de trabas e inconvenientes de todo tipo que ha tenido que sortear en su gestación, construcción y, por lo que parece, tendrá igualmente en su inauguración.


Haciendo memoria, no recuerdo ni un sólo proyecto importante (bien es cierto que ha habido pocos) que se haya librado de las posiciones inmovilistas de determinados lobbies, empresarios, comerciantes o, sin ir más lejos, asociaciones de vecinos de la localidad. La construcción de un aparcamiento subterráneo o un puerto deportivo, la remodelación de la Calzada del Ejército y del Paseo Marítimo, la peatonalización de las calles del centro, la apertura de nuevos supermercados o el traslado de la Feria de la Manzanilla son sólo algunos ejemplos que avalan esta situación.

Y los políticos son conscientes de ello. Valga como muestra lo que un importante responsable del PSOE me confesó off the record hace algunos años: quien mueva la Feria de la Calzada, lo pagará en las urnas.


El miedo a cambiar es, al fin y al cabo, miedo. Y el miedo nos bloquea, nos hace menos libres y nos impide pensar. Hagamos que aquellos que han decidido invertir en nuestra tierra tengan la menor cantidad de obstáculos posibles en el camino. Para salir del pozo en el que estamos no nos vendrá nada mal unos cientos de empleos más y, lo que es más importante, dejar de pasar la tarjeta en El Puerto o en Jerez.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Nubes en el horizonte

La cifra del paro registrado en agosto nos ha despertado, definitivamente, del sueño que vivíamos. No descubro nada si digo que la economía se explica por ciclos. La subida del Euribor, el desplome de las bolsas, la crisis hipotecaria americana, el notable descenso en la matriculación de vehículos, la subida del precio de los alimentos básicos y ahora los datos del desempleo nos indican, irremisiblemente, que se acercan las 'vacas flacas'. Hoy en la SER, Solbes ha llegado a decir que "estamos en un momento de incertidumbre", que es como si tu médico te dice que fuera el tabaco y el alcohol. Chungo.
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Los nubarrones, además de los que han tenido que sacarse el "carné de paro", ya los habían detectado, por ejemplo, aquellos que llevan más de un año con el cartel de "se vende" en el balcón de su casa o los dueños de chiringuitos y bares que a mediados de julio me decían: "El verano está flojo, mucha gente en la playa y poca en la barra". Un buen amigo mío vaticina que, en pocos meses, muchas oficinas inmobiliarias sanluqueñas se verán obligadas a cerrar sus puertas por la falta de negocio.
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Pero lo peor, sin duda, es que el mal tiempo nos pilla con la despensa vacía y la cuenta corriente en números rojos. Hemos dejado pasar los años más boyantes de la economía española con pena y sin gloria. Se nos ha escapado la ocasión de que Sanlúcar sacase partido del tirón que otras ciudades sí han sabido aprovechar.
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Al menos, parece que vamos a enterarnos definitivamente de cuánto debemos, a quién se lo debemos y, lo que es más importante, por qué lo debemos. Así lo aseguró el Sr. Vega, portavoz del equipo de gobierno, que anunció a principios de semana la realización de una auditoría que comprenderá los últimos cuatro ejercicios. Por cierto, no acabo de entender muy bien por qué hay que remontarse sólo hasta 2003. Lo lógico sería que abarcara todos los años en los que el consistorio ha perdido dinero a espuertas. ¿No creen?.


domingo, 2 de septiembre de 2007

Presidente a la carrera

Imagen: El País
Publica hoy, 2 de septiembre, el diario El País una entrevista al presidente del Gobierno en la que aparece la que es, sin duda, la imagen del verano. Olvídense del posado de la Obregón, del chupinazo de Pamplona o de los atascos en las carreteras.

Y es que yo no sé qué les pasa a los asesores de imagen de los presidentes con su obsesión por mostrárnoslos como figuras de deporte en cuanto se quitan la corbata. Espero que, al menos, en la Secretaría de Estado de Comunicación no hayan tirado de Photosohop para disimularle los michelines, tal y como ha ocurrido en Francia con Sarkozy.


Ya era suficientemente patético ver a Aznar jugar al paddle o corriendo por los jardines de la Moncloa, para que ahora nos enseñen a Zapatero haciendo footing por las playas de Doñana (por cierto, alguien debería recordarle al redactor de El País que el Parque Nacional, desgraciadamente para nosotros, no pertenece al término municipal de Sanlúcar). Pero ¿verdaderamente alguien se cree que ZP haga más de dos kilómetros al año al trote?


En fin, dado que parece que el 'presi' se está aficionando a correr, mas nos valdría a todos que lo empezase a hacer cumpliendo todo lo que le prometió este verano a la alcaldesa entre bocado y bocado a las tortillas de camarones: viviendas de promoción pública, una nueva comisaría, extensión del paseo marítimo hasta Bonanza y la rehabilitación del Palacio Municipal, entre otras cuestiones.